El dispositivo intrauterino (DIU) Mirena se prescribe principalmente como anticonceptivo de larga duración para prevenir el embarazo. Además, también se utiliza para tratar el sangrado menstrual abundante en mujeres que padecen menopausia, así como para el tratamiento de la endometriosis, una afección en la que el tejido que normalmente recubre el interior del útero crece fuera de él.

Mirena es un dispositivo pequeño que se inserta en el útero por un médico o profesional de la salud. La inserción se realiza durante un examen ginecológico y puede ser acompañada por molestias o dolor leve. Una vez insertado, Mirena libera lentamente una pequeña cantidad de levonorgestrel, una hormona progestina, para prevenir el embarazo. El dispositivo puede permanecer en su lugar y proporcionar anticoncepción efectiva durante hasta cinco años.

Antes de usar Mirena, es importante discutir con el médico cualquier condición médica preexistente, incluidas alergias a medicamentos, historial de infecciones pélvicas o enfermedades de transmisión sexual, problemas uterinos o cervicales, y antecedentes de cáncer de mama, útero o ovario. Además, se deben informar todos los medicamentos que se estén tomando, incluidos los medicamentos recetados, de venta libre, suplementos y hierbas medicinales. Es crucial también informar sobre cualquier cambio en la salud mientras se usa Mirena, como síntomas de infección, cambios en el sangrado menstrual o dolor abdominal.

Los efectos secundarios comunes de Mirena incluyen sangrado irregular, manchado, ausencia de menstruación, dolor abdominal, dolores de cabeza, acné, cambios en el estado de ánimo y sensibilidad en los senos. En algunos casos, puede ocurrir perforación uterina durante la inserción del dispositivo. Mirena también puede aumentar el riesgo de infecciones pélvicas en algunas mujeres. Es importante contactar al médico si se experimentan efectos secundarios graves o preocupantes mientras se usa Mirena.