Bosulif se prescribe para el tratamiento de adultos con leucemia mieloide crónica (LMC) con cromosoma Filadelfia positivo (Ph+), una forma de cáncer de la sangre y de la médula ósea. Específicamente, se utiliza en pacientes que son resistentes o intolerantes a los tratamientos previos con uno o más inhibidores de la tirosina quinasa (TKI).

Bosulif se administra por vía oral en forma de tabletas. La dosis inicial y las dosis de mantenimiento pueden variar según la fase de la LMC del paciente y su historial de tratamientos previos. Es importante tomar Bosulif con alimentos para mejorar su absorción y disminuir la posibilidad de efectos secundarios estomacales. La dosis exacta y el régimen deben ser determinados por un médico especialista.

Antes de comenzar el tratamiento con Bosulif, los pacientes deben informar a su médico sobre cualquier otra medicación que estén tomando y sobre cualquier condición médica preexistente, especialmente problemas hepáticos, renales o cardíacos. Es importante monitorear la función hepática regularmente durante el tratamiento. Bosulif puede causar retención de líquidos, por lo que también es crucial monitorizar el peso y la ingesta de líquidos.

Los efectos secundarios más comunes de Bosulif incluyen diarrea, náuseas, fiebre, fatiga, dolor abdominal, tos y erupción cutánea. Puede causar efectos secundarios graves como problemas hepáticos, retención de líquidos que puede resultar en fallo cardíaco o dificultad para respirar, y cambios en la función renal. La hipertensión y los cambios en los recuentos sanguíneos también son posibles y deben ser monitoreados.