Etopósido se prescribe para el tratamiento de varios tipos de cáncer, incluido el cáncer de pulmón de células pequeñas, cáncer testicular, y leucemias, entre otros. Actúa interfiriendo con la capacidad de las células cancerosas para dividirse.

El etopósido puede administrarse por vía oral en forma de cápsulas o por vía intravenosa (IV). La forma de administración, dosificación y duración del tratamiento dependen del tipo de cáncer que se esté tratando, la respuesta del paciente al medicamento y su estado general de salud. La administración intravenosa suele realizarse bajo supervisión médica en un hospital o clínica.

Antes de comenzar el tratamiento con etopósido, es importante informar al médico sobre cualquier condición médica existente, especialmente problemas de hígado, riñón o infecciones. También es crucial informar sobre cualquier otro medicamento que se esté tomando. Durante el tratamiento, se realizarán pruebas de sangre periódicamente para monitorear la respuesta al medicamento y posibles efectos secundarios.

Los efectos secundarios del etopósido pueden incluir, pero no se limitan a, bajos niveles de células sanguíneas (lo que aumenta el riesgo de infecciones, anemia y sangrados), náuseas, vómitos, pérdida del apetito, diarrea, caída del cabello y fatiga. Efectos secundarios más graves pueden ser reacciones alérgicas, problemas hepáticos y fiebre. Es importante reportar al médico cualquier síntoma o efecto secundario que se presente.